02. Revelaciones dadas a Santa Brígida

Esta semana continuamos contándote cosas que quizás no conocías, y esta vez, en relación a la Pasión de Cristo, es el turno de hablar de las revelaciones dadas por Nuestro Señor Jesucristo y La Santísima Virgen María a Santa Brígida.
Iluminando lo escondido
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Iluminando lo escondido

Esta semana continuamos contándote cosas que quizás no conocías, y esta vez, en relación a la Pasión de Cristo, es el turno de hablar de las revelaciones dadas por Nuestro Señor Jesucristo y La Santísima Virgen María a Santa Brígida.

Y es que, durante su vida, recibió numerosas visiones y mensajes por parte de Nuestra Madre y de Nuestro Señor. Una de ellas marcó su vida y tuvo lugar en su infancia. A los 10 años, tras escuchar un sermón sobre la Pasión que le impresionó mucho, soñó que veía al Señor clavado en la cruz, y oyó estas palabras: «Mira en qué estado estoy, hija mía.» «¿Quién os ha hecho eso, Señor?«, preguntó la niña. Y Cristo respondió: «Los que me desprecian y se burlan de mi amor.» Esa visión dejó una huella imborrable en Brígida y, desde entonces, la Pasión del Señor se convirtió en el centro de su vida espiritual.

Por mucho tiempo, Santa Brígida había deseado saber cuántos latigazos había recibido Nuestro Señor en Su Pasión. Jesucristo en una aparición a Santa Brígida le reveló que en la Dolorosa Flagelación recibió un total de 5475 azotes, recibidos por un total de 60 verdugos que se fueron turnando. Pilato había prometido dejarlo libre después del castigo y los judíos sobornaron a los verdugos para que resultara muerto, pero Jesús no moría y seguían azotándolo y azotándolo. Esto explica la cantidad de azotes que recibió y la posterior sorpresa de los romanos al morir el Señor tan rápido en la Cruz, según ellos. Las oraciones que recibió Santa Brígida por parte de Nuestro Señor constan de 15 oraciones diarias durante un año, y si multiplicamos las oraciones que se hacen al día por los días del año obtenemos 5475 oraciones, que coinciden con los 5475 azotes recibidos por Jesucristo. De esta manera, se veneran cada una de las llagas sufridas por Jesús en la Flagelación.

Por otra parte, hemos de tener en cuenta que si meditamos la Pasión de Cristo, no podemos olvidarnos de los dolores que sufrió la Virgen María. De la Madre de Dios, la patrona de Suecia recibió la devoción diaria de sus 7 Dolores, concediendo numerosas gracias a aquellos que rezaran siete Ave Marías mientras se meditan sus Lágrimas y Dolores.

En definitiva, que esto nos sirva para meditar sobre los sufrimientos de Jesús y de María en la Pasión y que su ejemplo nos conduzca a una transformación en el Amor que ambos corazones nos proporcionan diariamente. Le pedimos a Jesucristo por medio de la Santísima Virgen María y a Santa Brígida que nos ayuden a vivir este tiempo con verdadera devoción. Amén.