05. La Profecía de Jeremías en Macabeos
Secciones del programa
Iluminando lo escondido
Bienvenidos una semana más a Iluminando lo Escondido, esta sección en la que te contamos cosas que quizás no conocías. Hoy es el turno de hablar de una profecía del profeta Jeremías que encontramos en el 2º libro de Macabeos, capítulo 2. Pero antes pongámonos en contexto:
El Libro de los Macabeos nos cuenta cómo fue poderoso el reino de Alejandro Magno, que llegó a ocupar rápidamente el mundo entonces conocido. Este imperio impuso por todas partes sus dioses y sus costumbres, salvo en el pueblo elegido, al que respetó en un principio. Hasta que más tarde, bajo el rey Antíoco Epífanes, este imperio se hizo perseguidor de la verdadera religión y del pueblo judío. En ese tiempo unos inicuos israelitas persuadieron a otros muchos para que se conformaran con las costumbres de los gentiles, pues desde que se habían separado de ellos, no habían experimentado más que desastres. El segundo Libro de los Macabeos precisa que estos inicuos israelitas eran sobre todo hombres de linaje sacerdotal. Muchos se dejaron seducir entonces por sus propuestas, y se construyó en Jerusalén un gimnasio (símbolo del culto del hombre), se abolió el uso de la circuncisión y se abandonó el uso de la Alianza Santa.
Viendo el rey Antíoco que tanto Israel como los demás pueblos habían aceptado sus costumbres paganas, publicó un decreto para que todos los pueblos abandonasen sus costumbres particulares por completo y formasen un solo pueblo. Muchos del pueblo de Israel obedecieron este decreto; y de esta forma se apartaron de la Ley de Dios.
Y ¿qué pasó con todos los que no querían obedecer este decreto? El mismo Libro nos dice que debían perder la vida o ser perseguidos: las mujeres que circuncidaban a sus hijos eran precipitadas de las murallas de la ciudad, los que se refugiaban en las cavernas eran atacados en día de sábado y exterminados; y nos cuenta el martirio heroico de varios israelitas por fidelidad a la ley de Dios, entre ellos el de los siete hermanos amonestados y alentados por su madre, también martirizada con ellos.
Sin duda, el libro de los Macabeos es una imagen de la persecución que espera a los fieles a la Ley de Dios en los Últimos Tiempos, ya que en este libro también se menciona la abominación de la desolación de la que habla el profeta Daniel y que el Señor nos manda tener en cuenta en el discurso escatológico de Mateo 24.
Vayamos ahora a la profecía del capítulo 2 del 2º libro. Aunque Jeremías vivió algunos siglos antes, misteriosamente esta profecía viene incluida en este libro. En los escritos del profeta Jeremías se encuentran distintas instrucciones que mandó a aquellos que eran llevados al cautiverio de Babilonia, como el guardar siempre la Ley de Dios para que no se pervirtieran con los ídolos. Además, por una orden expresa de Dios, mandó llevar consigo el Tabernáculo y el Arca de la Alianza, hasta que llegó al monte donde subió Moisés, en el que encontró una cueva donde guardó el Arca, el Tabernáculo y el altar del incienso y después tapó la entrada de la cueva. Algunos de los que le seguían se dieron cuenta de ello y buscaron este lugar, pero no pudieron encontrarlo. Ante esto, Jeremías los reprendió y les dijo la siguiente profecía: “Este lugar permanecerá ignorado hasta tanto que Dios congregue todo el pueblo y use con él de misericordia; entonces el Señor manifestará estas cosas, y aparecerá la majestad del Señor, y se verá la nube que veía Moisés, y cual se dejó ver cuando Salomón pidió que fuese santificado el Templo para el gran Dios”
Con esta profecía, algunos entienden que se refiere al retorno de los judíos de Babilonia con Esdras, pero después de este acontecimiento no se habla ni del Arca ni del Tabernáculo en las Escrituras. Por otro lado, cuando tras la muerte de Jesús ocurrió la profetizada destrucción de Jerusalén y Tito se hizo dueño de la ciudad y del templo, no se hace mención del Arca ni del Tabernáculo entre los despojos que de allí tomó o se llevó a modo de triunfo.
Por esto, la tradición de los Padres y de los mismos hebreos nos persuade de que no estuvieron ni el Arca ni el Tabernáculo en el 2º templo y no serán hallados hasta que se conviertan los judíos, que, como vimos en el anterior programa, se dará al final de estos Últimos Tiempos.
Le pedimos a Dios por medio de Nuestra Madre Santísima que venga pronto su Reinado y que nos dé la fortaleza de aquellos israelitas fieles del libro de Macabeos para soportar cualquier tribulación, a fin de que no reneguemos nunca de la verdadera Fe, aunque ello nos pueda costar la vida. Así sea. Amén.
0 comentarios