10. Profecías y Visiones de los Últimos Tiempos

En estos últimos programas hemos estado hablando de las visiones de Anna Catalina Emmerick sobre los últimos tiempos. Siguiendo en ese hilo, vamos a seguir hablando de profecías de los Últimos Tiempos, esta vez de aquellas recibidas por otros santos de la Iglesia.
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Iluminando lo escondido

Muy buenas a todos y bienvenidos una vez más a Iluminando lo Escondido. Como ya sabéis, en estos últimos programas hemos estado hablando de las visiones de Anna Catalina Emmerick sobre los últimos tiempos. Siguiendo en ese hilo, vamos a seguir hablando de profecías de los Últimos Tiempos, esta vez de aquellas recibidas por otros santos de la Iglesia.

En referencia a los Últimos Tiempos, la beata Ana María Taigi cuenta lo siguiente: «Dios enviará dos castigos: uno en forma de guerras, revoluciones y peligros originados en la tierra; y otro enviado del cielo”.

Del castigo en forma de guerras, revoluciones y peligros originados en la Tierra ya hemos visto algunas profecías y visiones y vamos a seguir profundizando en ello. Del otro castigo hablaremos en otra ocasión.

Ya en el siglo XIV encontramos la siguiente profecía de San Vicente Ferrer: “Vendrá un tiempo que ninguno lo habrá visto hasta entonces… Se producirá un estruendo tan grande, de modo que ni fue ni se espera otro mayor, sino el que se experimente en el juicio.”

Más tarde, en el siglo XVIII el Venerable Padre Bernardo María Clausi recibió la siguiente profecía: 

“Este azote se hará sentir en todo el mundo y será tan terrible que cada uno de los que sobrevivieren se imaginará que será el único que ha quedado libre.”

“La persecución de los justos por los malos y los impíos será tan grande que habrán de padecer un verdadero martirio.”

También le habló de esto Nuestra Madre Santísima a la beata Sor Elena Aiello en el siglo XX: 

“Mira, hija mía, como los pecados del mundo Me han herido. El mundo se ha sumergido enteramente en la suciedad y desborda corrupción. Los gobiernos de los pueblos se han levantado como demonios encarnados.“

“Mientras hablan de paz, se están preparando para una guerra con armas devastadoras para la destrucción de pueblos y naciones. Los hombres abusan de Mi Misericordia y han transformado la tierra en una escena de crímenes. Muchos escándalos llevan a las almas a la perdición … Especialmente por la corrupción de la juventud.”

Encontramos también alguna profecía más reciente. Entre el 1951 y 1952 la mística italiana Teresa Musco recibió las siguientes profecías de la Virgen María:

“En el mundo habrá crisis comunes. El gobierno caerá. El papa pasará horas de agonía; al final Yo estaré ahí para conducirlos al paraíso. Tendrá lugar una gran guerra.”

“Cuando Satanás llegue a la cima de la iglesia, entiende que en este instante habrá conseguido seducir a los espíritus de los grandes científicos y será el momento en que ellos intervendrán con armas potentísimas con las cuales es posible destruir gran parte de la humanidad.”

“El fuego y el humo descompondrán al mundo. Las aguas de los océanos se convertirán en fuego y vapor. Las espumas se elevarán anegando a Europa y todo se hundirá bajo la lava de fuego. Los pocos elegidos que vivan envidiarán a los muertos”

En este mismo año, la mística alemana Teresa Neumann, que se alimentó 36 años exclusivamente de la Eucaristía, recibió la siguiente profecía:

«Está próximo a caer sobre el mundo un castigo terrible, que excederá a cuanto haya acontecido en la historia de la humanidad y que el mismo Señor Jesucristo lo calificó como un juicio final en miniatura”.

Pero vamos a hacer un punto aparte y volver atrás. Porque si bien hemos visto todas estas visiones que nos hablan de las catástrofes que ocurrirán, también son muchas las profecías que nos alertan de las señales a las que tenemos que estar atentos para saber que realmente estamos en estos últimos tiempos. Y a pesar de que algunas de ellas son incluso del siglo IV, muestran con claridad y hacen referencia a los tiempos que vivimos hoy en día. 

Y una profecía clara respecto a cuándo ocurrirá, fue dicha por el Hermano Juan de Clef Rock en el siglo XIV que dice así: 

«Se dice que veinte siglos después de la encarnación de la palabra, la bestia en su giro se volverá hombre. Aproximadamente el año 2000 d.c., El anticristo se revelará al mundo.»

También sabemos que esto no va a pasar de la noche a la mañana, sino que es un plan llevado a cabo tras muchos años. Nuestra Madre le dice a Teresa Musco: 

“A partir de 1972 se iniciará el tiempo de Satanás, los cardenales se opondrán a los cardenales y los obispos contra los obispos. Te encuentras en medio de una generación muy difícil, en la cual se pretende explicarlo todo científicamente y nadie piensa en dar un poco de calor, un poco de amor, inclusive para los más pobres»

En relación a cómo será el estado de la Iglesia, no faltan tampoco profecías. Ya incluso en el siglo IV, San Antonio Abad decía lo siguiente:

“Los hombres se someterán al espíritu de la edad. Ellos dirán que si hubieran vivido en nuestros días, la fe hubiera sido simple y fácil. Pero en sus tiempos, ellos dirán que las cosas son complejas, y que la Iglesia debe ser actualizada de acuerdo a los tiempos y sus problemáticas. Cuando el mundo y la Iglesia sean uno, entonces esos días habrán llegado»

San Hildegaro también avisaba en el siglo XII con esta profecía:

«El tiempo está llegando en que príncipes y la gente desconocerán la autoridad del Papa. Algunos países preferirán sus propias reglas de iglesia en vez del Papa.”

Cabe destacar también una de las profecías del Venerable Bartolomeo Holzhauser en el siglo XVII:

“Durante este periodo, muchos hombres abusarán de la libertad de conciencia concedida. Es a este tipo de hombre que el Apóstol Judas se refería cuando decía: «Esos hombres blasfeman de cualquier cosa que no puedan entender; y ellos corrompen todo lo que conocen de manera natural tal como los animales irracionales lo hacen. Ellos ridiculizarán la simplicidad Cristiana; ellos la llamaran tonta y sin sentido, y tendrán el mayor avance tecnológico, y por las mañas de la ley y sus axiomas, los preceptos de moralidad, los Cánones Sagrados y los dogmas religiosos serán opacados por preguntas sin sentido y elaborados argumentos.“

Y también me gustaría enfatizar las de San Vicente Ferrer y la Venerable Isabel Caroni-Mora:

“Los Cristianos se volverán muy tibios en su religión y rehusarán recibir el Sacramento de la Confirmación, diciendo «es un Sacramento innecesario»

“A los miserables que cada día con mayor orgullo y desfachatez, de palabra y de obra, con incredulidad y apostasía, van pisoteando la santa religión y la divina ley. Se sirven de las palabras de la sagrada escritura y del evangelio, corrompiendo su verdadero sentido para respaldar así sus perversas intenciones y sus torcidos principios»

 

Por otro lado, encontramos profecías que hablan de cómo actuará el mundo en estos últimos tiempos:

En primer lugar destacamos la profecía de Bendito Rembordt en el siglo XVIII:

«Dios castigará el mundo cuando los hombres conciban maravillosos inventos que nos lleven al olvido de Dios. Ellos tendrán carros sin caballos, y ellos volarán como pájaros»

San Vicente Ferrer y Santa Brígida nos dieron dos profecías similares:

“Advertid que en aquel tiempo las mujeres vestirán como hombres y se portarán según sus gustos y licenciosamente y los hombres vestirán de mujeres»

“La señal de estos eventos será: cuando los sacerdotes habrán dejado el hábito santo y se vestirán como gente común, las mujeres como hombres y los hombres como mujeres».

A esto podemos añadir la profecía de San Senanus en el siglo VI:

“Las mujeres abandonarán sus sentimientos de delicadez, y habitarán con hombres fuera del matrimonio»

No obstante, tengamos siempre presente que al final el Corazón Inmaculado de María triunfará. Así le fue revelado a Teresa Musco: 

“Satanás cantará su victoria pero será el momento en que todos verán a Mi Hijo aparecer sobre las nubes y Él juzgará a cuantos han despreciado Su Sangre Inocente y Divina. Entonces Mi Corazón Inmaculado Triunfará.”

Le pedimos al Señor por medio de María Santísima que todo esto nos abra los ojos del alma para poder reconocer y comprender los tiempos que vivimos, de manera que podamos abandonarnos a Dios desde ya para que nos prepare en Su Amor y no seamos engañados en la hora de la tribulación. Así sea. Amén.