11. Profecías y Visiones sobre el Castigo

En el programa de hoy continuamos hablando de las profecías sobre los últimos tiempos. Como vimos en el programa anterior, Dios enviará dos castigos, uno en forma de castigos y desastres terrenos y otro enviado desde el cielo. En el programa anterior nos enfocamos más en el primero, y hoy vamos a poner el foco en el segundo.
Iluminando lo escondido
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Iluminando lo escondido

Muy buenas a todos y bienvenidos una semana más a Iluminando lo Escondido. En el programa de hoy continuamos hablando de las profecías sobre los últimos tiempos. Como vimos en el programa anterior, Dios enviará dos castigos, uno en forma de castigos y desastres terrenos y otro enviado desde el cielo. En el programa anterior nos enfocamos más en el primero, y hoy vamos a poner el foco en el segundo.

Y ya nos avisó Dios a través de la beata Elena Aiello en el año 1954 del porqué de este castigo y qué debíamos hacer para poder evitarlo:

«La Justicia de Dios exige reparación por las muchas ofensas y crímenes que cubren la tierra y que ya no se pueden comprometer más. Anuncia a la humanidad que deben volver a Dios, haciendo penitencia y haciéndolo así tienen esperanza de ser perdonados y salvados de la justa venganza de un Dios despreciado.”

Sin embargo, el mundo no se ha vuelto hacia Dios, y las ofensas y crímenes crecen cada día de manera exponencial, por lo que el castigo será necesario para reparar por todos estos pecados. Pero antes del castigo, dará Dios un milagro para que nadie pueda dudar de su existencia y como última oportunidad para la humanidad de arrepentirse de sus pecados.

Así le fue revelado a Santa Faustina Kowalska entre 1905 y 1938:

«Antes de venir como juez, vendré primero como Rey de Misericordia. Precediendo el día de la justicia, habrá una señal en el cielo dada a los hombres. Toda luz será apagada en el firmamento y en la Tierra. Entonces aparecerá, venida del Cielo, la señal de la Cruz. De cada una de Mis Llagas de las manos y de los pies saldrán luces que iluminarán la Tierra por un momento. Habla al mundo de Mi Misericordia, es una señal de los últimos tiempos, después de ella vendrá el Día de la Justicia. Prepararás al mundo para Mi última venida. Habla a las almas de esta gran Misericordia Mía, porque está cercano el día terrible, el día de Mi justicia».

Después de este milagro es cuando tendrá lugar el castigo. Veamos cómo se producirá a la luz de las revelaciones dadas por Nuestro Señor Jesucristo al padre Pío entre 1887 y 1968:

“Yo vendré una noche, durante los fríos meses de invierno, a este mundo cargado de pecados: rayos y centellas, salidos de incandescentes nubes, encenderán y reducirán a cenizas todo lo que está contaminado por el pecado. La destrucción será total. El aire envenenado de gases sulfurosos y levantando asfixiantes humaredas, será llevado a grandes distancias por las ráfagas del viento.”

“Entonces la raza humana comprenderá que hay una voluntad muy superior a la suya, que destruirá sus vacíos alardes de vanagloria. Rápidamente, cerrar vuestras puertas y ventanas, tapar toda vista del mundo exterior durante el más terrible de los acontecimientos; no profanéis vuestra vista con miradas curiosas porque santa, santa es la ira de Dios. La tierra será purificada para vosotros, los restos del fiel rebaño.”

“Encomendaos a la protección de mi Santísima Madre; no os desaniméis a pesar de lo que viereis y oyereis; es una ficción del infierno que no os podrá hacer ningún daño. Cobijaos en constantes oraciones bajo la protección de Mi Cruz e invocar a los ángeles de vuestras almas. Luchad con confianza en Mi Eterno Amor y no dejéis que se levanten en vosotros dudas acerca de vuestra salvación. Cuanto más firme y perseverantemente permanezcáis en Mi Amor, tanto más seguramente os defenderé contra todo daño. Luchad por las almas amadas de Mi Corazón.”

“Perseverad por una noche y un día y por una noche y un día, y a la siguiente noche se calmarán los terrores. . . Al amanecer del próximo día el sol brillará otra vez y su calor y su luz disiparán los horrores de la oscuridad.”

“Buscad refugio en la Madre de la Gracia, para que el flagelo inevitable resulte una victoria sobre el infierno y para que Mis ángeles puedan dar la bienvenida en las eternas venturas del Padre a las ovejas penitentes.”

“Mis ángeles se encargarán de exterminar a todos los que se ríen de Mí y no creen a Mis profetas. Huracanes de fuego serán lanzados por las nubes y se extenderán sobre toda la tierra.”

“¿Temporales?, Tempestades, truenos, lluvias ininterrumpidas, terremotos cubrirán la tierra. Por espacio de tres días y tres noches una lluvia ininterrumpida de fuego seguirá entonces, para demostrar que Dios es el Dueño de la Creación.”

“Los que creen y esperan en Mi Palabra no tendrán nada que temer, porque Yo no los abandonaré, lo mismo que los que escuchen Mis mensajes. Ningún mal herirá a los que están en estado de gracia y buscan la protección de Mi Madre.”

“Cerrad todas las puertas y ventanas. No habléis con ninguna persona fuera de la casa. Arrodillaos ante vuestro crucifijo. Arrepentíos de vuestros pecados. Rogad a Mi Madre, para obtener Su Protección. No miréis hacia fuera mientras la tierra tiembla, porque el enojo de Mi Padre es santo. La vista de Su ira no la podríais soportar vosotros.”

“Los que no presten atención a esta advertencia, serán abandonados e instantáneamente matados por el furor de la cólera divina.

“Después de los castigos, los ángeles bajarán del cielo y difundirán el Espíritu de Paz sobre la tierra.”

Un sentimiento de inconmensurable gratitud se apoderará de los que sobrevivan a esta terrible prueba.”

“Durante estos tres días y tres noches de tinieblas, podrán ser encendidas sólo las velas bendecidas el día de la Candelaria (2 de febrero) y darán luz sin consumirse.”

Además de las recibidas por el padre Pío, son muchas las profecías y revelaciones que Dios ha dado sobre este castigo, y que van en consonancia con las profecías que le dijo Jesucristo al padre Pío, como por ejemplo, las de la beata Ana María Taigi, que vivió entre 1769 y 1837:

“Vendrá sobre la tierra una oscuridad intensa que durará tres días y tres noches. Nada será visible y el aire se volverá pestilente y nocivo y dañará, aunque no exclusivamente, a los enemigos de la religión».

«Durante los tres días de tinieblas la luz artificial será imposible; sólo las velas benditas alumbrarán. Durante estos días de tinieblas los fieles deben permanecer en sus casas rezando el Santo Rosario y pidiendo a Dios misericordia».

También encontramos otra de la santa Sor María de Jesús Crucificado entre 1846 y 1878:

«Todos los estados se agitarán por la guerra y el conflicto civil. Durante una oscuridad que durará tres días las personas dadas al mal perecerán por lo que sólo unos cuantos hombres bondadosos sobrevivirán.”

La mística María Julia Jahenny, entre 1850 y 1941 también recibió una profecía sobre el castigo:

“Vendrán tres días de grandes tinieblas. Las velas de cera bendita iluminarán durante estas tinieblas horrorosas. Una vela durará los tres días, pero en las casas de los impíos no arderán. Durante esos tres días los demonios aparecerán en formas horribles y abominables y harán resonar el aire con espantosas blasfemias. Los rayos y centellas penetrarán en las casas, pero no apagarán la luz de las velas benditas los vientos, tormentas y terremotos»… «las tres cuartas partes de la humanidad serán aniquiladas. El castigo será mundial.”

Otro mensaje similar recibió la beata Sor Elena Aiello durante su vida, entre 1895 y 1961:

“Una tempestad de fuego caerá sobre la tierra. Este castigo terrible que nunca se ha visto en la historia de la humanidad durará 70 horas. Los ateos serán aplastados y aniquilados y muchos se perderán porque permanecerán en la obstinación de sus pecados. Entonces se verá el poder de la luz sobre el poder de las tinieblas. No guardes silencio, Hija Mía, porque las horas de las tinieblas y el abandono se acercan.”

Y si este castigo no se ha dado hace años, es precisamente por la intercesión de Nuestra Madre Santísima. Así le fue revelado a la misma Sor Elena Aiello:

“Se necesita oración y penitencia de mis almas fieles para aplacar la Justicia Divina, para atemperar la justa sentencia del castigo, que ha sido suspendida en la tierra por la intercesión de Mi Amada Madre, que es también Madre de todo el linaje humano.”

«Me inclino sobre el mundo teniendo en suspenso la Justicia de Dios. De otra manera estas cosas hubieran venido ya sobre la tierra. Oraciones y penitencias son necesarias porque los hombres deben volver a Dios y a Mi Corazón Inmaculado, la mediadora entre los hombres y Dios, y de esta manera el mundo al menos será salvado en parte.”

Y por ella, la siempre Virgen María, vendrá también el triunfo sobre el mal. Acabamos haciendo referencia a esto con los siguientes mensajes que recibió María de Ágreda entre 1602 y 1665:

“Me fue revelado que a través de la intercesión de la Madre de Dios todas las herejías desaparecerán. La victoria sobre las herejías ha sido reservada por Cristo para su Santísima Madre.”

“En los últimos tiempos, el Señor quiere extender de una manera especial el renombre de Su Madre. María empezó la salvación, y por su intercesión se completará.”

“Antes de la segunda venida de Cristo, María, más que nunca, debe brillar en Misericordia, Poderío, y Gracia para traer a los incrédulos a la fe católica. El poder de María en los últimos tiempos será muy eminente.”

Le pedimos a Nuestro Señor Jesucristo por medio de la potente intercesión del Corazón Inmaculado de María que nos haga crecer en Su Amor, de manera que seamos capaces de superar las pruebas y dignos de gozar las gracias que nos tiene reservadas. Así sea. Amén.