Huir de los que falsean las doctrinas
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La máquina del tiempo
Bienvenidos a La Máquina del Tiempo. En este programa vamos a analizar esta cita de la carta de San Pablo a los efesios, capítulo 4, versículos 14 y 15, que dice así:
“para que ya no seamos niños fluctuantes y llevados a la deriva de todo viento de doctrina, al antojo de la humana malicia, de la astucia que conduce engañosamente al error, sino que, andando en la verdad por el amor, en todo crezcamos hacia adentro de Aquel que es la cabeza, Cristo”
Este capítulo cuarto de la carta a los efesios es de obligada lectura en los tiempos en los que estamos. San Pablo nos habla de que hay “un solo Señor, una sola Fe y un solo Bautismo” y que debemos llegar todos a la unidad de la fe y “al pleno conocimiento del Hijo de Dios y a la madurez del Cristo total”.
A lo largo de la historia ha habido mucha malicia humana y mucha astucia que ha llevado al error a mucha gente, y lo podemos comprobar simplemente viendo la cantidad de ateos, agnósticos, protestantes y, en general, gente que no sigue al verdadero Dios Padre, al que se llega únicamente por Dios Hijo, Jesucristo, mediante el Amor del Espíritu Santo. Ya nos dice San Pablo mismo, que “Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos”, por lo que lo que Jesús dice en el Evangelio sirve para toda la eternidad, como confirma en Mateo 5, 18: “en verdad os digo, hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni un ápice de la Ley pasará”. Jesús nos dejó una doctrina cimentada sobre roca, inamovible, que perdurará mientras dure la tierra, y que durante 2000 años ha sido salvaguardada, incluso por Papas de dudosa reputación. Sin embargo, en la historia, en muchas ocasiones, y en estos tiempos, vemos que se cambia esa doctrina verdadera por una falsa y mucha gente se desvía, siguiendo a aquellos que las promueven.
Muchos nos creemos hoy en día que tenemos una formación muy buena y, sin embargo, podemos caer en errores y pecados, porque Satanás es mucho más inteligente que nosotros y si Adán y Eva, que gozaban de la santidad perfecta, poseían dones y gracias, que nosotros no podemos ni imaginar, que hablaban con Dios de Tú a tú prácticamente, cayeron en el engaño, cuánto más nos engañará a nosotros que somos unas hormigas, espiritualmente hablando, comparados con nuestros primeros padres. Por eso, como nos dice San Pablo, la única forma de que no nos engañen es crecer en la Verdad, en el conocimiento del Amor de Cristo. Cuanto más conozcamos a Cristo, a la Cabeza, más difícil le será al demonio y a los hombres inicuos extraviarnos de la verdadera doctrina.
Por eso dice también el apóstol, que “aun cuando nosotros mismos, o un ángel del cielo os predicasen un Evangelio distinto del que os hemos anunciado, sea anatema” (Gálatas 1, 8). Porque ese ser que lo haga, no lo hará movido por el Amor de Cristo, sino por la malicia de Satanás. Y como nada bueno viene del diablo, hay que apartarse de ese tal. Como dice San Pablo en la cita que traigo “que ya no seamos niños fluctuantes y llevados a la deriva de todo viento de doctrina”. El que lee, entienda.
Por último, quiero llevar la atención, a que San Pablo habla de “que debemos llegar todos a la unidad de la fe”. Últimamente parece un mantra, y muchos se llenan la boca con la unidad. Pero cuando haces la vista gorda a cambios importantes de doctrina y a muchas injusticias en pos de la unidad, ¿en qué se fundamenta esa unidad? La unidad debe ser en la Fe y si no es así, todos esos pueden acabar unidos, pero en el infierno. Que no nos dejemos arrastrar por doctrinas diferentes y extrañas.
Que la Santísima Virgen María, abogada nuestra y medianera de todas las gracias, nos mantenga en su corazón rebosante del Amor de la Santísima Trinidad. Amén.
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